julio 18, 2020

Camino con Jesús

19.- Cuida tus Palabras
·      Base bíblica: Santiago 3:1-12
·      Verdad central: Nuestras palabras deberían ser de bendición para aquellos que la escuchan.
·      Objetivos:
-       Comprender que pueden controlar lo que dicen.
-       Aceptar que cuando las palabras salen de sus bocas no se pueden regresar.
-       Reemplazar las frases inapropiadas y palabras negativas, por agradables y positivas.

Presentación del estudio
¿Sabías que, si soltamos un saco de plumas en el aire, no podemos recoger de nuevo todas las plumas? Lo mismo sucede con nuestras palabras; una vez que las decimos no podemos echarlas hacia atrás para corregirlas.
Sabiendo la importancia que tienen nuestras palabras, el apóstol Santiago escribió a unos hermanos que es necesario controlar nuestra lengua.  Para que entendieran mejor lo que les quería decir, les puso un ejemplo y les habló del freno que se pone en la boca de los caballos.  Este freno, aunque es pequeño, el jinete lo usa para controlar todos los movimientos del animal.  Por ejemplo, si quiere que el animal se detenga, tira de él con la cuerda.
También hizo otra ilustración: el timón de un barco.  ¿Han visto alguna vez los grandes barcos que navegan en los ríos y mares?  A pesar de su tamaño y de navegar en aguas peligrosas y profundas, se manejan con un pequeño aparato, el timón.  Con este los pilotos guían las naves hacia donde ellos quieren.   Con estos ejemplos, el apóstol les hizo comprender que, aunque la lengua es una parte pequeña de nuestro cuerpo, es capaz de hacer grandes cosas, de la misma manera que el freno controla al caballo o el timón al barco.   Veamos otro ejemplo.  ¿Cómo se puede destruir un bosque?  Un bosque puede destruirse por causa de un fuego.  Todos los incendios comienzan con pequeñas chispas.  Quizás ustedes piensen que una rama seca, poco a poco la quema hasta que la enciende toda y se forma un enorme fuego que no se puede controlar.
La lengua es como el fuego; es pequeña, no se ve, pero cuando las palabras salen, pueden ocasionar un gran incendio o un gran mal.  Santiago les recordaba a los hermanos una lección muy importante: “Poder controlar lo que dice la lengua es muy necesario en la vida de un creyente”.  Cuando decimos palabras negativas a otro estamos proclamando maldiciones sobres esa persona, de la misma manera, cuando hablamos cosas buenas la bendecimos.  Lo que dices es importante.  Nuestras palabras tienen poder, con ellas edificamos o destruimos, bendecimos o maldecimos. 

Aplicación:
Los que aman a Jesús deben tener un lenguaje diferente, que esté de acuerdo al Dios poderoso en el que creemos.  Tus palabras les mostrarán a otros lo que hay en tu corazón.  Si tienes odio, amargura, enojo, envidia eso proyectarás.  Cada vez que vayas a decir algo, piensa primero lo que hablarás.  Recuerda que cuando sueltes tus palabras no las podrás regresar o recoger.  Acostúmbrate a que estas sean agradables, amables…Que agraden a Dios y no al enemigo, que bendigan y no que maldigan. Que causen alegría y no tristeza ni enojo.  Que construyan y edifiquen y no que destruyan.

Versículo para memorizar:
“EL QUE GUARDA SU BOCA Y SU LENGUA, SU ALMA GUARDA DE ANGUSTIAS”
PROVERBIOS 21: 23
Canción sugerida:

Actividades sugeridas:




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