Parábolas del reino de los cielos
Nº 12
25. OFRENDA DE CORAZÓN
· Base bíblica: Marcos 12:41-44; Lucas 21: 1-4
· Verdad central: Cuando ofrendamos adoramos a Dios.
· Objetivos:
- Explicar por qué a Jesús le gustó la ofrenda de la viuda.
- Aceptar que cuando ofrendan, adoran a Dios.
- Proponerse apartar de lo que reciben para darlo a Jesús.
Presentación del estudio
La ofrenda del hombre rico: La Biblia cuenta que en una ocasión fue Jesús al templo con sus discípulos y se sentó cerca del lugar donde se echaban las ofrendas, desde allí podía observar a las personas que entraban. Jesús vio cuando entró un hombre rico con una enorme bolsa de dinero. El hombre con orgullo caminó haciendo alarde de su pesada bolsa y la vació en la caja de las ofrendas. Tilín, tilín, tilín… se escuchaba cuando caía la cantidad de monedas y todos los presentes se impresionaron. Pero esa ofrenda no impresionó a Jesús, al contrario, lo entristeció. ¿Acaso quería que diera más? ¡No! Jesús sabía que el hombre tenía mucho dinero, esa ofrenda era apenas un poco de todo lo que tenía, ¡el dio de lo que le sobraba! Lo que menos le agradó a Jesús, fue que dio para que los demás lo vieran, no lo hizo por generosidad, ni porque amaba a Dios. A Jesús no le agradó esa ofrenda. La ofrenda debe ser entre tú y Dios.
La ofrenda de la viuda: Alguien que entró al templo llamó poderosamente la atención de Jesús, era una mujer pobre, no traía una bolsa de dinero y sus ropas estaban rotas. Ella era viuda, no tenía ningún medio para sobrevivir. La mujer con gozo depositó en la caja las únicas dos monedas que tenía. Nadie escuchó el ruido de sus monedas, ni se inmutó por su ofrenda, sólo Jesús se impresionó. Él vio la actitud generosa de la mujer y le agradó, tanto que le dijo a sus discípulos: -¡Esta mujer dio la mayor ofrenda! Seguramente los discípulos se preguntarían: ¿habrá visto el Señor la cantidad de dinero que el hombre rico dio? En cambio, esta mujer echó solamente dos monedas- ¡Ah!, pero Jesús les aclaró sus dudas, diciéndoles: -La mujer dio más, porque los otros dieron de lo que les sobró; pero ella, a pesar de su pobreza echó todo lo que tenía para su sustento. La mujer ofrendó de corazón.
La actitud del primer hombre no le gustó a Jesús, porque no ofrendó para agradar a Dios sino para ser admirado por otros hombres. La mujer viuda lo hizo en cambio de corazón. Le podemos dar poco o mucho dinero a Dios, pero si no es de corazón, no le agradará. Las motivaciones correctas para ofrendar pueden ser: Ofrendamos porque Dios quiere que lo hagamos y debemos ser obedientes. La generosidad debe ser una característica de los que aman a Jesús. Al ofrendar ayudamos al sostenimiento del templo y ayudamos en las actividades para que otros conozcan al Señor. Dios nos bendice cuando le damos, entre más le demos, más nos bendecirá. Ofrenda con alegría, sin enojo, sin lamentos, ni por obligación.
Aplicación:
Si le das todo lo que tienes, pero lo haces obligado o te lamentas de lo que te queda cuando das, será una ofrenda que no agradará a Dios. Si le amamos daremos con alegría porque así es el verdadero amor. Él no está interesado en la cantidad de dinero que le damos, Él no necesita nada, todo lo que existe le pertenece, porque es el dueño del mundo y de todo lo que hay en él. Oremos para que Dios ponga generosidad y agradecimiento en nuestros corazones.
Versículo para memorizar:
“DIOS AMA AL DADOR ALEGRE”
2ª Corintios 9:7
Canción sugerida:
https://www.youtube.com/watch?v=4sDIa25nOO4 MAS VALE DAR
Actividades sugeridas:
1. Empleando trozos de papel a imitación de dinero (lo cual podría confeccionar usted mismo), haga que los niños representen a una familia y preparen un presupuesto con la cantidad que les haya entregado.
Pídales que dispongan un tanto para los alimentos, el arriendo de la casa, los servicios públicos (electricidad, agua, gas, etc.), la ropa y los entretenimientos de la familia. Dígales entonces que añadan a dicho presupuesto los diezmos y otras ofrendas, encabezando la lista con estos gastos. Explíqueles que siempre tenemos que pagar primero los diezmos porque esa es la décima parte que le corresponde al Señor.
2. Entregue a cada uno de los niños una hoja de papel y un lápiz y haga que se acerquen a una ventana o puerta desde donde puedan mirar hacia afuera. Pídales que, en pocos minutos y sin conversar, anoten tantas cosas como observen desde allí. Después de que tomen asiento nuevamente, pídales que nombren dichas cosas.
Explíqueles que nuestro Padre Celestial nos ha dado todo lo que tenemos y que el pago de los diezmos y las ofrendas es una de las maneras de demostrarle nuestro amor y gratitud
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