Esta semana vimos ne nuestra Escuela Dominical una hermosa historia que seguramente conocen, pero que es hermosa pues nos recuerda que Dios no mira lo que mira el hombre y que El nos ha escogido y valorado mucho mas de lo que a veces nosotros mismos lo hacemos. Veamos de quien se trata!!!
El pueblo de Israel había pecado contra Dios así que Dios permitió que durante siete años los madianitas los dominaran. Los madianitas los maltrataban, destruían sus cosechas, robaban sus animales, no dejaban nada para comer, lo destruían todo. Israel estaba sufriendo una situación muy difícil así que idearon un sistema de cuevas en las que vivían para evitar el ataque madianita.
Cansados de los madianitas y de esconderse en cuevas los israelitas pidieron a Dios ayuda para que los salvara de los madianitas
Un joven llamado Gedeón estaba limpiando el trigo en un lagar, que es el lugar en el que se pisan las uvas para hacer vino, estaba escondido de los madianitas para que no le robaran el trigo.
De repente apareció un ángel que le dijo: Traigo un mensaje de parte de Dios, Gedeón, tu eres el que vas a salvar al pueblo de los madianitas.
Gedeón le preguntó: ¿como es posible si mi familia es la mas pobre de la tribu de Manasés y yo soy el mas pequeño de la familia?
Pero Dios le contestó que podría hacerlo, porque Él estaría con él para ayudarle. Derrotarás a los madianitas como si fueras un solo hombre.
Gedeón le pidió al ángel una señal, quería estar seguro de que era Dios quien le había hablado.
El ángel le pidió a Gedeón que fueran a su casa y cocinara un cabrito e hiciera 10 panes, que pusiera todo sobre una piedra y le echara caldo encima. Gedeón obedeció al ángel. El ángel tocó con la punta de su bastón tocó la carne y los panes, y de repente salió un fuego de la piedra que lo quemó todo, y el ángel desapareció. Gedeón supo que era un ángel enviado por Dios.
Dios le pidió a Gedeón que destruyera los altares a otros dioses y Gedeón lo hizo de noche. Cuando el pueblo al día siguiente vio que Gedeón había destruido los dioses, quisieron matarlo.
Gedeón pidió otra señal a Dios. Colocó un vellón de lana de oveja en el campo, "Si por la mañana la lana está mojada de rocío y el suelo seco sabré que me vas a usar para salvar al pueblo" le dijo a Dios. Y eso fue lo que ocurrió, tal y como había pedido Gedeón sucedió. Por la mañana Gedeón exprimió la lana y sacó tanta agua que llenó un tazón. Pero Gedeón le dijo a Dios "¿No te enfadas si te pido algo mas?, déjame por favor hacer otra prueba. Que esta vez la lana quede seca y el rocío caiga sobre el suelo". Y eso fue lo que Dios hizo aquella noche. A la mañana siguiente la lana estaba seca y el suelo completamente mojado. Gedeón comprobó que Dios lo había llamado y estaba con él para liberar al pueblo de los enemigos.
Los madianitas se unieron a otros pueblos para atacar. Gedeón guiado por Dios tocó la trompeta para que se le unieran las tribus de Israel. Pero Dios le dijo: "Hay demasiados soldados en tu ejército y van a pensar que la victoria es de ellos y no mía, así que reúnelos y diles que quien tenga miedo regrese a su casa". Mas de la mitad de los soldados se fueron a sus casas. Dios le volvió a hablar a Gedeón, "Todavía son muchos, llévalos al arroyo a beber agua, solo debes quedarte con los que se inclinen para beber, no te quedes con los que saquen el agua con las manos".
Gedeón se quedó con 300 soldados y Dios le dijo: "Con trescientos soldados te daré la victoria contra los madianitas". Esa misma noche Dios ordenó a Gedeón que atacara a los madianitas.
Gedeón dividió a los soldados en tres grupos y les dio trompetas y cántaros vacíos. En los cántaros metieron antorchas encendidas. Gedeón les indicó que cuando llegaran al campamento enemigo al oír la señal todos tocarían las trompetas. Todos debían de gritar: "Por Dios y por Gedeón"
Así lo hicieron; a medianoche Gedeón y sus cien hombre con las trompetas y antorchas en la mano tocaron la trompeta y rompieron los cántaros que llevaban en sus manos provocando un gran estruendo. Todos gritaron "Por Dios y por Gedeón"
Al oír los gritos los enemigos salieron corriendo y tal era el susto que peleaban entre ellos mismos. Dios les había dado la estrategia para la victoria.
Así fue como el pueblo de Dios de la mano de Gedeón venció a los madianitas, que nunca mas recobraron su poder. Y mientras Gedeón vivió hubo 40 años de paz.
