Basado en Éxodo 20:8-11 y Lucas 4:16-22
La Biblia Nos Instruye a no
olvidar nuestro compromiso con Dios. Para los Israelitas el séptimo día debía ser
mantenido en continuo recuerdo y observarlo como santo, es decir, separado de
los trabajos comunes y dedicarlo a Dios. Todas las actividades debían efectuarse
durante seis días, mientras que el séptimo era reposo para Jehová nuestro Dos.
Este debería ser apartado y dedicado completamente a Dios. La justificación para
guardarlo es que es una orden divina, la Biblia nos dice que Dios hizo la tierra
en seis días y reposo el séptimo, por tanto,
lo bendijo Jehová y lo santificó. Cuando Jesús estuvo en Israel ocupaba ese día
para ir a la sinagoga. Los discípulos del Señor también guardaron el séptimo día
para estar en comunión con Dios. Jesús no aceptó que esa práctica se
convirtiera simplemente en un rito religioso. Por eso en día de reposo el
obraba milagros y predicó la Palabra.
Tener un día para el descanso,
nos permite recuperar energías, pero también es necesario para dedicarlo a
Dios. Normalmente en ese día vamos a su casa a adorarlo, llevar las ofrendas,
compartir con otros creyentes una lectura bíblica o una oración, cantar
alabanzas y contar a los amigos y vecinos sobre Jesús es algo que agrada a
Dios. Comúnmente nos alegramos cuando tenemos un dial ubre para jugar, dormir
hasta tarde, ´pasear. Pero no olvidemos que debemos apartar un día para adorar
al Señor. Así como Jesús tenía la costumbre de ir a la sinagoga, también nosotros
debemos ir a la casa de Dios parta alabarle
al menos un día a la semana.
Quizás hoy en día el tiempo se
hace cada vez mas poco, los padres trabajamos prácticamente la mayor parte del día,
y a su vez los niños están en el colegio muchas horas, y así como nosotros los
adultos, ellos también se estresan con tantos quehaceres y obligaciones que el
mundo de hoy les impone. Sin embargo, no debemos olvidarnos que es necesario apartar
un tiempo para el Señor, y sobre todo dedicarle un día especial.
Como ejercicio en una de nuestras
clases les preguntamos a los niños que
nos mencionaran su rutina diaria. Muchos de ellos coincidieron en sus rutinas
escolares y extraescolares, sin embargo, pocos mencionaron que durante el día o
la semana apartaban tiempo para Dios, si bien, a veces nosotros mismos como
adultos caemos en la rutina de vivir el día a día simplemente cumpliendo con las
obligaciones, es necesario que pidamos a Dios su ayuda para que sea su mismo Espíritu
Santo quien nos inste a buscarle no solo un día a la semana sino cada día, y
esto podamos traspasarlo a nuestros hijos. Sabemos que lejos del Señor nada
podemos hacer, por tanto, es necesario que Él tenga un espacio importante en
nuestras rutinas.
Dios nos ayude, pues solo con su
ayuda llegaremos a la estatura del varón perfecto que el espera y nuestro mayor
sueño es que nuestros hijos sean aún mejores creyentes que nosotros y para eso
es necesario que desde ya les apoyemos y les instruyamos en el camino de Dios y
lo que Él espera de nosotros.
¡¡¡Dios les bendiga que tengamos una linda semana!!!
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