Basado en Levítico 23:9-16 y Deuteronomio 16.9-12
En la fiesta de pentecostés los caminos a
Jerusalén se llenaban de peregrinos que con sus bolsas y mochilas llegaban de
muy lejos con sus ofrendas para presentarlas en el templo. Los israelitas lo
hacían con alegría ye n señal de agradecimiento a Dios por las cosechas. Las
ofrendas las presentaban ante el sacerdote que ofrecía sacrificios a Dios para
bendecir a los peregrinos. Todos tenían algo que ofrendar, por eso llegaban con
canastos de frutos panes y animales. A esta celebración se le conoce como la
fiesta de pentecostés porque se hacía cincuenta días después de la pascua. En
el antiguo testamento también se le dan otros nombres como fiesta de las
semanas, porque se celebraba siete semanas después de la pascua; fiesta de la
cosecha, porque se hacía después de esta; y fiesta de las primicias, porque en
esa fecha se ofrecían los primeros panes del nuevo trigo; o sea los primeros
frutos que se cosechaban, lo mejor de la siembra. El propósito de esta fiesta
era agradecer a Dios por los frutos cosechados. Durante el año, ellos sembraban
y cultivaban la tierra, cuidaban y alimentaban sus animales, para ofrecer lo
mejor de sus animales y primicias a Dios, en el tiempo señalado.
Los judíos hoy en día realizan esta
celebración, donde preparan sus platos típicos los cuales son generalmente
productos derivados de la leche y de la miel. La participación de los niños es significativa,
presentan las ofrendas adornadas con guirnaldas de flores y hojas, y llevan
canastillos con sus primicias para entregarlas a los siervos de Dios.
La fiesta de pentecostés tiene otro
enfoque para la iglesia, porque se celebra como aniversario de la venida del Espíritu
Santo. Después de la ascensión de Jesús al cielo, durante la celebración del pentecostés
en Jerusalén, los discípulos recibieron al Espíritu Santo, dando origen a la
primera iglesia de Jesucristo, que luego se extendió hacia otros lugares y países
incluyendo el nuestro.
Hoy en día aun en nuestras iglesias vemos que hay momentos para ofrendar y es una linda oportunidad para enseñar a nuestros hijos este concepto, sin embargo, no es la uncia instancia, pues nuestra vida completa debe ser una ofrenda a Dios, cada día en todo lo que hacemos debemos entregarle lo mejor, tanto en nuestro diario vivir como también en aquellos talentos y habilidades que el Señor nos ha dado para servirle, cada cosa que hacemos debemos hacerla con la mejor disposición y como viéndolo a El, pues todo bien que tengamos en nuestra vida solo es porque Dios es bueno y porque nos ha mirado con misericordia.
Hermosa enseñanza 😍
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