Esta semana vimos con los niños una clase muy sencilla pero súper enriquecedora para ellos. Muchas veces es difícil quizás lograr comprender en su totalidad todas las cosas y como agradar a Dios en nuestro diario vivir y más bien en nuestros quehaceres cotidianos, como cuando vamos al colegio, cuando estamos en la casa o incluso cuando estamos en la iglesia. Si bien los niños no conocen aun a cabalidad las escrituras les intentamos mostrar una forma práctica de que en sus quehaceres diarios lograran entender a Dios y agradarlo con las cosas que hacen. Se les asemejo la identidad de Dios como la de una persona tal cual lo somos nosotros y que por lo tanto y ellos guiados por su conciencia y por el Espíritu Santo podían preguntarse si a Dios le Agradaría tal o cual actuar en nuestras vidas. Cuando comprendieron que Dios siente así como una persona y que, por lo tanto, se entristece, se alegra, se enoja, etc., les fue más fácil ir identificando que cosas hacían que no le estaban agradando a Dios, por ejemplo, cuando en el colegio pelean con alguien, cuando no le obedecen a los padres, o simplemente cuando en la iglesia en lugar de poner atención a la palabra, se distraen con los celulares, jugando etc.
También se puso énfasis en
que ellos desde ya deben dedicar un tiempo de su día al Señor, ya sea orando,
leyendo su palabra, o dedicándole en su mente palabras de adoración a Él. Más allá de que es responsabilidad de los
padres comenzar a guiarlos en la búsqueda a Dios, ellos también ya pueden
comenzar a cultivar su relación con El.
Actividad: Se le entregó a
cada niño paletas (como letreros) con una carita feliz y una carita triste, a
medida que se desarrollaba la clase se fue mencionando distintas cosas que
hacemos a diario y ellos deberían discriminar si esas cosas agradaban o
desagradaban a Dios, es decir, si lo ponían feliz o triste, según lo que ellos
creyeran levantaban la carita de feliz o triste. Esto permitió una importante participación
y meditación de los niños.
Finalmente se les pidió pasar
adelante a cada uno para comprometerse a comenzar a hacer algo que pusiera
feliz a Dios y a dejar de hacer algo que lo entristeciera.
Proverbios 22:6
“Instruye al niño en su camino, y aun cuando
fuere viejo no se apartará de él.”
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