Pasado lo que vimos
la semana pasada Jose fue llevado como esclavo a Egipto y presentado a Potifar
un hombre de confianza del gobierno egipcio de mucho dinero e importancia. Este
hombre al ver que Jose era inteligente y sabia de números y letras lo puso a
cargo de su casa, sin embargo, la esposa de Potifar trato de seducirlo y Jose
no lo acepto. Por tanto esta mujer por rabia le dijo a su esposo muchas
mentiras de Jose por lo que lo enviaron a la cárcel. Sucedidas todas estas
cosas pasó que Jose interpretó un sueño de Faraón y luego que Faraón encontró
impresionante su interpretación lo puso a cargo del reino. Solo Faraón estaría sobre
Jose. Luego de sucedido lo que Jose interpreto del sueño de Faraón, y contento
porque Dios lo había honrado en la tierra que fue de aflicción, paso que se
comenzó a cumplir el sueño que Faraón había tenido. Sin embargo Jose nunca
olvidó su casa y su familia, sobretodo a su padre.
Al acabar los siete
años de abundancia en Egipto, llegó el hambre, y el pueblo clamaba al faraón,
que les decía que fueran a José e hiciesen lo que él dijera. Mucha gente fue a
comprarle trigo a José, no sólo de Egipto, sino también de otras tierras.
Cuando regresaron a
Canaán, los hermanos quedaron consternados al ver en sus alforjas el dinero que
habían pagado, y temieron que los egipcios pudiesen utilizar esta situación
para convertirlos en esclavos y despojarlos de sus bienes. Le contaron todo lo sucedido
a su padre, y Jacob se entristeció por Simeón, pero les contestó que no iban a
volver a Egipto con Benjamín porque ya había perdido a José y no soportaría
perder también a Benjamín, el único hijo que le quedaba. Pero la sequía y
escasez continuaron y, tras mucho insistir, Rubén y Judá consiguieron que Jacob
transigiera, y los hijos de Jacob volvieron a Egipto con Benjamín.
Al volver a Egipto,
los hijos de Jacob fueron recibidos por el mayordomo de José, que les dijo que
no debían preocuparse por el dinero y además los reunió con Simeón. Todos
fueron invitados a la casa de José, a quien le dieron regalos de parte de su
padre. José se alegró especialmente de ver a Benjamín después de tanto tiempo,
hasta el punto de retirarse a sus habitaciones a llorar de la emoción. Tras
recuperarse, José invitó a sus hermanos a un banquete, en el que los acomodó
por orden de edad. Al ver esto, se sorprendieron mucho, pero el mayordomo de
José les explicó que pudo adivinarlo gracias a su copa de plata, que era
mágica. Todos comieron y bebieron felizmente; en especial Benjamín, que recibió
más y mejor comida que sus hermanos.
Cuando los esclavos
estaban llenando de trigo las alforjas de los hermanos, José decidió ponerlos a
prueba e introdujo su copa de plata en las alforjas de Benjamín. Cuando los
hermanos ya se marchaban de la ciudad, fueron alcanzados por los soldados, que
los acusaron del robo de la copa. Éstos negaron el hecho, pero los soldados
revisaron las alforjas y, para sorpresa de los hijos de Jacob, la copa apareció
en la de Benjamín. Entonces los soldados anunciaron que los demás podían seguir
su camino, pero que el ladrón debía quedarse. Ninguno de sus hermanos quiso
aceptar esto, y todos volvieron con José, quien les recriminó que defendiesen a
un ladrón y los instó a volver a su tierra. Sin embargo, sus hermanos
replicaron que preferían morir que ver sufrir nuevamente a su padre, quien ya
sufrió el dolor de la pérdida de un hijo predilecto y no podría volver a
soportarlo.
Entonces, José
expulsó a los soldados y a los esclavos y rompió a llorar a gritos, con tanta
fuerza, que sus llantos se oyeron hasta en el palacio del Faraón. Al ver que
habían cambiado y que estaban dispuestos a dar la vida por su hermano menor,
José por fin se dio a conocer a sus hermanos. Éstos enmudecieron de asombro y
de miedo al pensar que, probablemente, querría vengarse de ellos, pero José los
calmó, diciendo “No os preocupéis, que todo fue obra de Dios, era necesario que
yo viniese a Egipto para que nuestro pueblo, Israel, sobreviviera en este
tiempo de escasez y hambruna”.
Al enterarse el
Faraón de lo sucedido, mandó a decir a José que invitase a Egipto a Jacob y a
su pueblo, pues deseaba regalarles tierras de cultivo en agradecimiento por
cuanto José había hecho por los egipcios. Los hermanos de José volvieron a
Canaán, cargados de regalos de Egipto, y le contaron todo a Jacob; éste, lleno
de alegría, partió con toda su familia rumbo a Egipto. Al encontrase padre e
hijo, Jacob exclamó “¡Agradezco infinitamente a Dios porque me ha dado por
segunda vez a mi hijo querido, Él obra de manera misteriosa!”. José le pidió
que se quedara a vivir sus últimos años con él y también que se quedase todo su
pueblo. Él aceptó, con la condición de que los restos mortales fuesen llevados
nuevamente cuando el pueblo regresase a “Canaán, La tierra prometida”.
Jacob y su familia
vivieron entonces en la tierra de Gosén, un lugar destinado al pastoreo
del ganado en el Alto Egipto, que en tiempos predinásticos habían dominado
Egipto. José falleció cuando tenía ciento diez años de edad. Muchos años
después, cuando guiados por Moisés,
los hebreos dejaron Egipto y llevaron consigo los restos de Jacob y José.
ESTA HISTORIA ES HERMOSA Y NOS ENSEÑA MUCHOS PRINCIPIOS QUE DEBEMOS PRACTICAR EN NUESTRA VIDA. PERO ESTA VEZ PONDREMOS ATENCIÓN EN QUE QUE SIEMPRE EL AMOR Y EL PERDÓN DEBEN PREVALECER EN NOSOTROS SIN IMPORTAR LO QUE NOS HAYAN HECHO. A VECES ES MUY DIFÍCIL SOBRE TODO CUANDO EL DAÑO LO HACEN PERSONAS QUE AMAMOS, COMO LE PASO A JOSÉ, SIN EMBARGO DEBEMOS PEDIRLE AYUDA AL SEÑOR EN ESTOS PROCESOS PUES ASÍ COMO EL NOS PERDONÓ NOS MANDA A NOSOTROS A HACER LO MISMO.
No hay comentarios:
Publicar un comentario