octubre 19, 2015

Nuestro Corazon

Esta semana vimos con los niños sobre lo que la Biblia nos enseña del corazón. Para la Biblia y Dios el corazón en mucho más que un musculo, de hecho cuando lo menciona en realidad hace referencia a aquel lugar en nuestro interior donde se guardan todos los sentimientos, valores, emociones intenciones, etc. Y es de ahí de donde se generan todas nuestras acciones. El Señor nos manda a guardar nuestro corazón como especial tesoro porque de  él mana la vida.

Veamos un poco el significado de guardar: Vigilar, defender: guardar en un punto estratégico. Vigilar con el fin de proteger; abrigar, tomar cuidado en: guardar un niño, guardar las ovejas. Hay que vigilar: (para evitar una invasión). Conservar es; Hacer que una cosa se mantenga en buen estado.

Una palabra tan pequeña, pero con tantos significados. Solo guardamos aquello que es muy precioso, valioso, y que realmente sea importante. Las Biblia nos relata muchas veces que tenemos que guardar nuestro corazón, los niños deben aprender a defender su corazón, pues si desde pequeño aprenden a luchar contra las asechanzas del mal, con certeza serán adultos más fuertes. Debemos fortalecer nuestra relación con Dios para que nuestro corazón se llene de su presencia ya si nos parezcamos más a Jesús y actuemos como él. Si nos dejamos rodear y llenar solo de las cosas que el mundo ofrece nos llenaremos de amargura, tristeza, odio, envidias, y cosas que nos separan de Dios. Por eso es que debemos cuidarlo pues nuestro corazón nunca estará vacío, estará lleno de Dios o de otras cosas pero nunca vacío. Pidámosle a Dios su ayuda y sabiduría para cuidarlo y solo llenarlo de aquello que le agrada.

 Versículos Bíblicos: 
Porque la sabiduría entrará en tu corazón, y el conocimiento será grato a tu alma; 
(Proverbios 2:10) 

 Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí. 
(Salmos 51:10) 

 Con toda diligencia guarda tu corazón, porque de él brotan los manantiales de la vida. 
(Proverbios 4:23) 

 Más engañoso que todo, es el corazón, y sin remedio; ¿quién lo comprenderá? 
(Jeremías 17:9) 





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