Llega la navidad y cada año, una cara cubierta de pelo
blanco, con un gorro rojo y traje del mismo color adorna casas, comercios y
calles. Y quién es él?
La leyenda cuenta así:
- “Hace miles de años, llego al planeta Tierra un bello
ser que provenía de una galaxia muy lejana. Vivió en la zona que hoy se conoce
como Escandinavia. Con su contagiosa alegría y su poder de precipitación, iba
impartiendo, de zona en zona sus conocimientos sobre la vida en otros
universos. Era alto, delgado y de aspecto muy juvenil. Su cuerpo emanaba
brillante luz de tonalidad rojo-dorada.”
Ese personaje hoy en día, es algo gordo y ese aspecto
se lo debemos a Coca Cola que lo eligió para sus anuncios navideños hace muchos
años y le vistió con sus propios colores rojo y blanco
Es una tradición, como hemos dicho nórdica, que nada tiene que ver con el origen religioso cristiano de nuestra navidad latina.
La Navidad conmemora y celebra la llegada del niño
Dios Jesús, que poco tiene que ver con el Espíritu de la Navidad o Santa Claus.
Lo más triste de todo esto, es que este personaje
regordete, ha ido desplazando el personaje central de lo que se celebra. Jesús,
es el personaje central en la historia de la humanidad, pero en las navidad,
poco se habla de él, poco se adora a él y cada día la fiesta gira más en torno
a este personaje vestido de rojo y a los seres humanos. Se olvida o ignora la
gran historia del envío del hijo amado de Dios a esta tierra como el más grande
regalo para el mundo.
El personaje central, no solo de navidades, sino de
cada día en nuestra vida y en la historia de la humanidad, es Jesús, el Cristo
de Gloria y Poder quien irrumpió en este mundo no lleno de cajas de regalos
sino con sus manos llenas de bondad y misericordia, esas manos que fueron
clavadas, para que hoy tú y yo seamos libres.
Desplazemos al personaje de rojo y pongamos en el centro de nuestro corazón aquél que derramo su sangre en el calvario, para darnos salvación y vida eterna.
Desplazemos al personaje de rojo y pongamos en el centro de nuestro corazón aquél que derramo su sangre en el calvario, para darnos salvación y vida eterna.
"Y el nacimiento de Jesucristo fue así:
Estando su
madre María desposada con José, antes de que se consumara el matrimonio, se
halló que había concebido por obra del Espíritu Santo.
Y José su marido, siendo un hombre justo y no
queriendo difamarla, quiso abandonarla en secreto.
Pero mientras pensaba en esto, he aquí que se le apareció en sueños un ángel
del Señor, diciendo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer,
porque lo que se ha engendrado en ella es del Espíritu Santo.
Y dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque El salvará a su
pueblo de sus pecados.
Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había hablado por medio
del profeta, diciendo:
He aquí, la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre
Emmanuel, que traducido significa: Dios con nosotros."
Mateo 1:18-23
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