noviembre 13, 2012

El amor nunca deja de ser...


"La conducta de apego es cualquier forma de conducta que tiene como resultado el logro o conservación de la proximidad con otro individuo claramente identificado al que se considera mejor capacitado para enfrentar el mundo. Esto resulta sumamente obvio cada vez que la persona está asustada, fatigada o enferma, y se siente aliviada con el consuelo y los cuidados. En otros momentos la conducta es menos manifiesta. Sin embargo, saber que la figura de apego es accesible y sensible le da a la persona un fuerte y penetrante sentimiento de seguridad, y la alienta a valorar y continuar la relación." John Bowlby

Confiar en Dios es un paso hacia la solución de cualquier problema, porque la confianza nos da acceso al amor de Dios y éste es una fuerza armonizadora lo suficientemente poderosa para sanar cualquier situación adversa.

El amor de Dios expresado por medio de nosotros ve más allá de las apariencias externas de limitación al bien innato en todas las personas.

El amor de Dios es compasivo, sin embargo, es positivo y fuerte. No resiste la rivalidad ni la contienda, sino que las disuelve. El amor de Dios transforma el resentimiento y la insatisfacción en aprecio y reemplaza la crítica con la alabanza

“El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, cesarán las lenguas y el conocimiento se acabará. En parte conocemos y en parte profetizamos; pero cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; pero cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño. Ahora vemos por espejo, oscuramente; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte, pero entonces conoceré como fui conocido. Ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.” 1° Corintios 13: 8-13





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