enero 23, 2012

Una fe práctica

El mayor anhelo de muchos padres es: tener “hijos profesionales”; y no están investigando si es la vocación a la cual Dios los está llamando. “Solo seremos felices cuando hagamos aquello para lo que fuimos creados”. Un padre sabio debiera investigar más las inclinaciones de sus hijos, Proverbios dice: “Instruye al niño en su camino”; eso es: “padre tienes que conocer a tu hijo tan profundamente que sepas que inclinación Dios le dio” (a ser artista, deportista, ingeniero, mecánico).

El “camino del niño”, es la inclinación que Dios puso en él; para poder descubrirla el padre necesita ser un permanente investigador de su hijo. Así durante el tiempo que ejerza su paternidad irá descubriendo sus dones y talentos; ayudándole a que desarrolle su vocación de mejor manera.

La iglesia juega un papel importantísimo en la formación valórica de las personas; la iglesia no puede corregir lo que los padres destruyen. Los padres tienen que aprender a vivir su fe.

Los padres tienen que tomar la decisión de vivir su fe en forma práctica, esa enseñanza va a crear en los hijos un recurso apropiado, para que ellos luego digan: “mi padre tuvo una fe que practicó”.


La iglesia se une a eso, y le enseña a los niños a practicar su fe y que ser cristianos no es simplemente asistir a la iglesia, casarse en la iglesia, cantar, llorar, adorar; sino que ser cristiano es vivir la vida cristiana bajo principios bíblicos, entonces esa persona tiene dos fuentes de formación excelentes, primero la formación en valores de los padres y la formación de la iglesia, cuando esas dos fuentes se juntan le entregan un excelente recurso.

Es por esta razón, PADRES, que tenemos la responsabilidad de formar y crear en nuestros hijos e hijas costumbres y hábitos basados en los valores que la educación cristiana trata de entregar a vuestros hijos, fortaleciendo la enseñanza del hogar.

enero 06, 2012

Consejos para fortalecer la familia

Las familias son importantes para enseñarnos y son importantes para Dios. Los testimonios nos dicen que los hogares cristianos que viven de acuerdo con el plan de Dios son sus agentes más eficaces para el avance de su obra. Nuestras familias son símbolos de la familia celestial, para ser mostradas al mundo, y para servir de lecciones objetivas de cómo son las familias que aman a Dios y guardan sus mandamientos.
La historia muestra el surgimiento y la caída de grandes sociedades antiguas como las de Roma, Grecia, y Egipto. Cuando las sociedades estaban en la cumbre del poder y de la prosperidad, las familias eran bien establecidas y valorizadas. Cuando la vida familiar enflaquece, no es valorizada se vuelve extremamente individualista, la sociedad comienza a deteriorarse y fragmentarse.
El bienestar de la sociedad, el éxito de la iglesia y la prosperidad de una nación dependen de las influencias del hogar.
La calidad de la vida familiar es extremamente importante para nuestra felicidad y salud mental como individuos.
En los recientes años la importancia y el estilo de vida de la familia y del hogar ha sido discutida, pero la acción del péndulo del mundo está dejando atrás la importancia de familias fuertes, que conocen cuáles son las raíces de la nación. Si fuera ese el caso, con certeza nuestra iglesia debe tomar la posición de liderazgo en la promoción de familias cristianas fuertes. Muchos de nosotros no hemos tenido modelos ideales de cómo debería ser la familia cristiana, entonces ¿cómo podemos aprender?
El modelo más positivo que poseemos es la Palabra. En verdad, es el único modelo verdadero y seguro. 
Es la forma elegida por Dios para transmitir su voluntad a nuestras familias.

Varias son las variables que parecen ejercer un papel muy importante en el fortalecimiento y felicidad de la familia:

  1. Pasar tiempo juntos – familias que realizan muchas actividades juntos. Mantenerse unidos en todas las áreas de la vida: comidas, recreación, culto y trabajo. Apoyar y ayudar a los otros en sus tareas y actividades.
  2. Buenos modelos de comunicación – Pasaban tiempo conversando y escuchando con atención. El buen oyente transmite respeto. Si usted me oye, entonces yo lo escucho. Escuchar es un factor muy importante de la buena comunicación.
  3. Compromiso – Palabra poco popular en estos días. La mayoría de las personas no están dispuestas a comprometerse de ninguna forma, sin embargo, estas familias del estudio estaban profundamente comprometidas a promover la felicidad y bienestar de los unos hacia los otros. Cuando la vida se vuelve tan agitada y los miembros de la familia sienten que no están pasando mucho tiempo juntos, cuanto deberían estarlo, se sientan y preparan una lista de actividades en las cuales todos pueden estar involucrados. Con percepción crítica organizan las prioridades a fin de reservar más tiempo libre para la familia.
  4. Elevado grado de orientación religiosa –  El compromiso se hace más profundo al frecuentar la iglesia y participar de las actividades religiosas. Es el compromiso con el estilo de vida espiritual. Esto es descrito como la concienciación de Dios que les dio sentido de propósito, de apoyo y fortalecimiento mutuo. Esa noción de comunicación con el Poder superior los ayuda a ser más pacientes los unos con los otros, más perdonadores, más prontos a eliminar la ira, más positivos y con más incentivo en sus relaciones. En otras palabras, simplemente vivir el cristianismo en la práctica diaria.
  5. Capacidad de enfrentar las crisis de forma positiva – Las crisis son tratadas de forma constructiva. De alguna forma consiguen ver en la situación más oscura algún elemento positivo, no importa cuan diminuto sea y concéntrese en él. Aprenden a confiar y contar los unos con los otros. Ellos se unen y no permiten que la crisis los fragmenten.
  6. Admiración – Expresar mucha admiración unos por los otros. Ellos se edifican psicológicamente y se dan muchas impresiones positivas. No hay quien no valore estar en compañía de alguien que lo ayuda a sentirse bien consigo mismo.

La afirmación puede ser un juego divertido en la familia. Cada uno prepare algún elogio a otro miembro de la familia.
Creo que podemos encontrar esos seis principios en la Palabra de Dios. Me gustaría invitar a cada uno a hacer un nuevo compromiso hoy, de reorganizar sus valores y prioridades con el fin que nuestras familias sean verdaderamente “familias de Dios”.
                                                                                                      
Ninguna arma forjada contra ti prosperará,
y condenarás toda lengua que se levante contra ti en juicio. Esta es la herencia de los siervos de Jehová,
y su salvación de mí vendrá, dijo Jehová.
(Isaías 54:17)