octubre 17, 2011

Construyamos una familia feliz!!!

La mayoría de nosotros conoce la historia de los constructores, esa con la que Jesús concluyo su Sermón del Monte, claramente podemos darnos cuenta que allí hay un hombre prudente y uno insensato.

Los dos usaron todas sus habilidades y conocimientos en cuanto a la construcción de sus respectivas casas, pero existe una diferencia y ella es el tipo de cimiento con la que construyo cada uno, uno de ellos utilizó el fundamento adecuado y el otro no.

Lo cierto es que todos somos constructores. Pero también es cierto que nosotros somos constructores de nuestra familia.

Todos estamos de acuerdo en buscar la felicidad. Dios desea que seamos felices, sólo tenemos que seguir al pie de la letra sus instrucciones que se encuentran en su Santa Palabra.

Veamos algunas:

1º HAGAMOS TODO LO QUE CONTRIBUYE A LA FELICIDAD.

Para lograr la felicidad en nuestra familia todos tenemos una parte que cumplir, algo que nos corresponde hacer y que es nuestra responsabilidad.

Nuestro deber es hacer lo que conviene en el Señor, lo que agrada a Dios, lo que conquista la sonrisa del Espíritu Santo; y una de las cosas más agradables, buenas y deliciosas a los ojos de Dios es que habitemos juntos y en armonía.

El apóstol Pablo nos exhorta:

“Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación” (Romanos 14:19).

2º AMÉMONOS ABUNDANTEMENTE.

Si queremos construir una familia feliz, necesitamos decidir amarnos realmente. Nada se puede hacer, ninguna de las instrucciones divinas se pueden realizar, si no hay verdadero amor entre los miembros de la familia. Entre esposos, entre padres e hijos, entre hermanos.

El amor debe ser el primero en nuestra lista de deberes. Es el primero en la lista de perfecciones que constituyen el fruto del Espíritu Santo.

Así también, es con amor como se construye una familia feliz.

El sabio Salomón dijo:

“Mejor es la comida de legumbres donde hay amor, Que de buey engordado donde hay odio” (Proverbios 15:17).

El amor es la cosa más grande del mundo, es superior a todas las virtudes, es una poderosa fuerza en acción y además permanece para siempre.

Lo que necesitamos hacer es amar a nuestra familia. Si es así, no dudaremos si queremos vivir junto a ellos, no discutiremos por asuntos triviales, no perderemos el tiempo ni malgastaremos nuestras energías guardando el enojo por lo que no vale la pena. Amemos a nuestra familia.

3º EVITEMOS LAS MALAS ACCIONES.

Las quejas, las críticas, los enojos, las discusiones, los rezongos.

Evitemos las actitudes y las palabras negativas. Los primeros en aprender eso son nuestros niños. Es increíble como parecen esponjas que absorben todo lo que hay a su alrededor. Y nos parece gracioso que digan alguna palabra o tengan alguna actitud no buena. Pero lo triste es que lo van a reproducir a su tiempo.

Mejor, seamos positivos, con pensamientos positivos, con actitudes positivas y dando ejemplos positivos. Es difícil hacerlo pero es la meta de todo cristiano.

Todos debemos cooperar para que las relaciones en familia sean agradables y saludables. Muchos estamos dispuestos a hacer agradable delante de otros, pero

¿Por qué no serlo delante de quienes sí importan y más amamos?

4º DEDIQUÉMONOS LOS UNOS A LOS OTROS.

Necesitamos dedicarnos los unos a los otros para edificar una familia feliz..

Debemos conversar, saber lo que necesitan o desean los demás. Aprendamos a vivir juntos, no solo a coexistir.

Oremos juntos. Trabajemos juntos en los proyectos familiares. Juguemos juntos.

¡Que el Señor encamine nuestro corazón para abordar el camino que conduce a construir una familia feliz!

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